Mis motivos para decir NO.
Digo NO porque hace algunos días marchaba y coreaba con jóvenes universitarios que estaban en las calles sin que nadie les hubiera ofrecido nada a cambio. Porque algunos de ellos deben estar raspando la mayoría de edad y aun así supieron desafiar el cinismo televisado que mantiene a una inmensa mayoría postrada en casa, enganchada con los chismes que acaparan las portadas de todos los kioscos al día siguiente. Porque con su sola presencia decían NO a quienes han envilecido de tal manera la palabra política que fruncimos el ceño cada vez que la escuchamos. Digo NO porque estoy convencida de que este proceso de revocatoria no es solo un ataque contra la alcaldesa y su equipo, sino contra quienes se la juegan día a día por una ciudad que responda a algo distinto que a los intereses del negocio, el capital y la competencia sin cuartel. Porque una ciudad en la que todo se compra y se vende es una ciudad en la que los votos se canjean por galletas y donde los dirigentes políticos se hacen y deshacen a punta de propinas.
Digo NO porque me rehúso a entregar la ciudad a quienes han exacerbado el machismo que se rehúsa a dejar esta ciudad para su propio interés y beneficio personal. Porque nuestros cuerpos son más débiles y vulnerables que el de los hombres, y cuando estamos solas con uno, solo el acuerdo de que un eventual NO debe ser siempre respetado es lo único que nos protege. Digo NO porque me gusta decir sí cuando me da la gana y este no es uno de esos momentos. Porque desde que empezó esta campaña, la alcaldesa fue siempre “la tía”, como si su condición de mujer estuviese siempre antes que cualquier otra y como si ser mujer fuese un argumento descalificativo en sí mismo. Porque cuando el sexo es utilizado como una herramienta de poder y coacción sobre las mujeres (en la calle, en la cama o en el discurso), el NO de las mujeres es siempre asumido como un sí. Porque cuando alguien piensa que las mujeres se buscan el acoso del que son víctimas, lo hacen porque creen que sus piernas expuestas, su jean apretado o su pelo suelto son formas de decir que sí, aunque ellas digan que NO.
Digo NO porque Lima es una ciudad que sus habitantes sienten como ajena y en la que lo que más se le pide a los alcaldes son obras de cemento que disminuyan en el tiempo que pasamos en sus calles. Porque estoy convencida de que para cambiar el rostro de una ciudad, no basta cemento, sino que se necesita corazón y me queda claro que eso NO tienen los revocadores ni sus secuaces. Digo NO porque creo firmemente que esta gestión tiene programas importantes que merecen ser defendidos. Porque si se detiene la reforma del transporte NO solo perderemos la oportunidad de tener una ciudad más ordenada, sino una ciudad más justa, donde no tener auto no signifique vivir una situación de permanente desventaja. Porque la guerra NO es contra la informalidad, sino contra las condiciones infrahumanas de las que millones son víctimas en el actual sistema laboral de las combis y los mercados. Porque esta gestión apostó por la cultura NO por trivialidad, sino con la firme convicción de que solo con la oportunidad de relacionarnos al margen del consumo, como seres complejos y creativos, podremos reconocernos como habitantes de un espacio común, frente al cual compartimos responsabilidades. Digo NO porque defiendo mi voto por una gestión que desde un comienzo apostó por construir desde abajo, recogiendo y respondiendo a demandas populares y rechazando el clientelismo al que el poder nos tenía acostumbrados. Porque ha trabajado mano a mano con el movimiento de los Sin Techo, reconociendo el derecho de quienes no está invitados a participar del boom inmobiliario a tener una vivienda digna. Porque proyectos como Barrio Mío han sabido escuchar las demandas, necesidades, expectativas y anhelos de las comunidades, con la plena consciencia que la democracia no se ejerce solo en las urnas, sino en la construcción de articulaciones y bases al margen del poder político.
Finalmente, digo NO a esta revocatoria porque creo que hay motivos de sobra para decir NO a todas las revocatorias. Pero esa discusión la guardo para una siguiente oportunidad.